
Por Fernanda Matarrita
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Fotos: Fernanda Matarrita
El destino le dio un nocaut, de este no se levantó de inmediato como si lo hizo años atrás en cada una de sus peleas. Esta vez el golpe fue fuerte, doloroso y lleno de momentos difíciles, pero en lugar de quejarse, Jose David agradece la situación que lo hizo encontrar su verdadero propósito en la vida.
A los 16 años su amigo “Gerardón” lo invitó a “probar” en el mundo del boxeo, su fama de ser bueno peleando a “mano pelada”, se había divulgado, si lo hacía bien de ese modo, sería mejor con los guantes puestos. Jose David dijo que sí.
Aceptó la propuesta no por anhelar ser deportista, tampoco buscaba la fama efímera que le darían los periódicos nacionales en los que se anunciarían sus logros y medallas, su mayor motivación era ayudar a su numerosa familia a salir adelante.
Primer Round
Jose David Garro Moreira, nació el 26 de agosto de 1956, es uno de los menores de los 10 hijos del matrimonio entre Fulgencio Garro y Ana María Moreira.
Gracias al esfuerzo de sus padres logró concluir el sexto grado en la Escuela Abraham Lincoln, no pudo continuar estudiando debido a la situación económica difícil que tenían en la casa Garro Moreira, “sacar a 10 hijos adelante no es tarea fácil”, recalca.
Cuando “Gerardón” le propuso incursionar en el boxeo, a Jose David le pareció una maravillosa oportunidad, estaba seguro de que esto le generaría dinero y así podría colaborar en su hogar. Fue a entrenar en los alrededores del parque La Sabana y efectivamente tenía talento para ese deporte.
“Como era menor de edad, mis papás debían autorizarme firmando un documento, mi padre aceptó, la firma de mi mamá la tuve que falsificar para poder ingresar, ella era de la religión Atalaya, yo sabía que no iba a aceptar”.
Era el inicio de una carrera exitosa.
“Dos meses después de haber empezado, fui a Colombia a participar en un torneo amistoso, gané la pelea, los periódicos empezaron a hablar de eso aquí, fue por ese medio que mi mamá se dio cuenta”.
Pocos meses después de su primer logro y apenas con tres peleas a cuestas, fue a Guatemala al Campeonato Centroaméricano del año 1973, en esta oportunidad ganó medalla de plata para Costa Rica.
“En Costa Rica peleé con Rodrigo Delgado, él era muy bueno, me ganó y me dijo “apenas estás comenzando y aguantaste la pelea, tenés futuro”.
Luego de las palabras de su gran contrincante, transcurrieron un par de años para que Jose David ganara la medalla de oro en el Campeonato Centroaméricano y del Caribe.
“Gané el oro derrotando a Cuba, antes le había ganado a Venezuela y México. En el país no hay otra medalla de estas, el año pasado cumplió 40 años, la gané en el 75”.
Un dato curioso que destaca Jose David, es que en la contienda en la que se llevó el primer lugar derrotó al venezolano Pedro Rojas, quien tenía muy pocos fracasos en su trayectoria como boxeador. “Yo le gané a él y tiempo después le ganó Tommy Hearns, Pedro Rojas perdió ante él y ante mí”.
Aunque exitoso, el paso de Jose David en el boxeo fue muy fugaz, estuvo en el cuadrilátero solamente tres años, sus aspiraciones de ganar dinero en este oficio se truncaron.
“No había dinero, pedí ayuda al Estado para continuar boxeando, pero no me pudieron ayudar, tuve que retirarme, trabajar y boxear era muy pesado para mí. Agradezco mucho a mi antiguo jefe, don Eduardo Yamuni, él me brindó mucha ayuda cuando salía del país a boxear”.

Segundo Round
Al abandonar los cuadriláteros continuó trabajando, sus ganas de crecer lo hicieron pasar de ser el encargado de los mandados a convertirse en agente vendedor, pronto su esfuerzo dio generosos frutos y gracias a sus ahorros logró ponerse una cadena de tiendas de ropa y zapatos.
“A los 30 años ya tenía cinco locales, trabajé duro y tuve mucho dinero”.
A esa edad ya había formado su propio hogar, es padre de dos hijos varones y una mujer: Jose David, Jose Isaac y Sara, es divorciado hace 28 años.
A pesar de haber triunfado en los negocios, las malas decisiones provocaron que quedara en la quiebra.
“Me metí en el alcoholismo, usé drogas y me relacioné con muchas mujeres. Después de perderlo todo a raíz de los vicios, me puse a pensar: “quiero llegar a un lugar y ver gente diferente, no quiero estar más aquí”.
Luego de esa reflexión decidió irse un tiempo para Estados Unidos, sitio en el que fue acogido por una sobrina durante siete años.
La presión que vivió al ver todo perdido –incluso su familia- lo hizo como él dice “explotar”, llegando al país Norteaméricano sufrió un infarto que por poco le arrebata la vida.
Estando recuperado regresó a Costa Rica, un amigo le tendió la mano y puso en funcionamiento un nuevo negocio que tres años después quebraría, Jose David de 1.80 m, contextura gruesa y manos fuertes, había vuelto a caer en los vicios que tanto daño le causaron.
Tercer Round
En términos de boxeo Jose David había “tirado la toalla”, recibió varios golpes bajos, y cuando creyó que le había perdido la pelea a la vida, tuvo un renacer.
“Hace seis años me restauré, médicos dijeron que lo mejor para mí era internarme en un centro, mi hermano me recomendó uno y a partir de ahí mi vida cambió para bien”.
Al salir del centro de restauración un amigo le ofreció un empleo en el que estuvo trabajando por cuatro años, pero hace uno lo liquidó, Jose David nuevamente sufría un infarto, logró reponerse y decidió que en señal de agradecimiento haría algo por ayudar a sus semejantes.
Cuarto Round
Cuando menos lo pensó se abrieron las puertas que le darían un nuevo sentido a su vivir, su deseo por servir a los demás se convertiría en una realidad.
“Cuando me restauré seguí yendo a la iglesia del centro, luego de recuperarme de mi segundo infarto no tenía donde vivir, se lo comenté al pastor de la iglesia y él me propuso que me fuera a vivir a una casa que pronto abriría como un proyecto social, yo iba solamente como encargado de las llaves”.
Jose David accedió y de esa manera empezó a servir en la “Casa Esperanza”, sitio que funciona como albergue para pacientes de cáncer y sus acompañantes que no tienen lugar para quedarse mientras vienen de la Zona Sur a recibir tratamiento oncológico.
Para este hombre dos de las claves para ser un gran deportista fueron: su disciplina y constancia, elementos que desde el pasado 7 de diciembre hacen sinergia logrando así que pueda llevar las riendas de la “Casa Esperanza”. Hoy no solamente es el encargado de las llaves, sino que cuida, cocina y hasta chinea a todos los pacientes y sus familiares que pasan por el albergue.
“Agradezco a Dios por la oportunidad que me dio de vivir luego de esos dos infartos, gracias a eso puedo ayudar a la gente, me siento muy agradecido, sirvo a tiempo completo y ad honorem. Cuando el ser humano quiere puede lograr muchas cosas a través de Dios, si uno se deja guiar, él abre muchas puertas, yo quiero dedicarme a servir a los demás”.

Ese es mi tío David, nuestro héroe un ejemplo a seguir porque en todas las etapas de su vida se a logrado levantar y seguir la pelea ,pelea que ahora sigue no con guantes en sus manos sino con la divina compañía de nuestro padre celestial ,te quiero tio ,siempre fuiste admirado por mi papito lindo que descansa y que nos enseñó admirarte Eres el orgullo de la familia Garro ,Dios te cuide y nos de por mucho tiempo tu agradable compañía. .Bendiciones
Excelente la fe en Dios permanece para siempre. Amén.